Reflexiones

Una Reflexión sobre AKF y Nicaragua

Carl Scheider, con su esposa Judy
Minnesota - EEUU
En octubre y noviembre del 2011, tuve el privilegio de pasar dos meses completos trabajando con el equipo de AKF en Nicaragua. He aprendido mucho y hasta sentí que podría contribuir algo hacia la obra.

Lo principal que aprendí es que “la obra”, o podemos decir, la META, es una tarea de gran envergadura. La misión de AKF se ve puesta en la pared en el Centro— pero creo que lo puedo simplificar con la frase “cambiar el mundo”. Ellos/as, nosotras/os, estamos tratando de cambiar el mundo. El actual estado del planeta es una de desigualdades, pobreza, y guerra viviendo muy cómodamente lado a lado con el poder, riqueza, comodidades, paz y salud. Cuando visitamos Nicaragua con AKF, venimos desde esta última situación del Norte y somos inmersos en la realidad de vida de un país en desarrollo. Como digo siempre: “Nosotros vivimos en Disneylandia”.

¿Pero como es que hace uno para cambiar el mundo? Nadie ha entregado una guía todavía. Yo he sido parte de un pequeño esfuerzo para lograr esto por los últimos 25 años con un pequeño pueblo en Nicaragua. Al comienzo hacíamos cosas PARA ellos. Mandamos dinero para que compraran vacas, le pusimos un techo a su estadio de béisbol, les enviamos máquinas de escribir usadas para que iniciaran una escuela de comercio, etc. Y en el camino, les visitábamos, llegamos a conocerlos y amarles, y regresamos, una y otra vez.

En un momento, gracias a AKF, ambos cambiamos del HACER PARA al ESTAR CON. Nos dimos cuenta que el HACER PARA solo perpetuaba su sentido de dependencia, que nos necesitaban para que hiciéramos una diferencia en sus vidas. En vez de hacer para, nos pasamos a acompañarlos en su caminar. Nos hicimos amigos/as y miembros de familias caminando con ellos y ellas en sus luchas.

Más recientemente, una vez más gracias a AKF, hemos cambiado de ESTAR CON a TRABAJAR CON. Ahora somos socios equitativos en nuestra relación. Ellos y ellas han llegado a entender que ellos/as manejan sus vidas y su mundo, y que nosotros/as estamos para ayudarles lo mejor que podamos. Ellos/as tienen recursos y responsabilidades, y nosotras/os también. Nos ha llevado 25 años para llegar a este nivel.

En el último año, AKF has estado iniciando una relación como esta desde cero con dos comunidades nuevas. ¿y como es que uno hace esto? Es obvio que uno NO se aparece a repartirles dinero. Eso sería como estar enamorando a un posible esposo/a o compañero/a sacudiéndole tu chequera en la cara y preguntándole qué puedo hacer para construir una relación de larga duración. Entonces, ¿como se hace? La respuesta---miles de pasitos pequeños. Visitan, hablan, llegan a conocerse, invitan, platican, juegan con, apoyan, etc., hasta que unas cuantas personas llegan a tenerles suficiente confianza para sentarse con ustedes y hablarles de sus asuntos y problemas. Entonces se les invita a tu centro para que conozcan otras comunidades que han caminado por este mismo camino en el pasado, para que tengan un sentido de cómo es que funciona todo esto. Ahora están en el punto donde como comunidad puede tomar una decisión informada.

Entonces, optan por continuar con la jalencia, o la relación. Ahora viene el trabajo más difícil. ¿Qué significa ser una comunidad? ¿Cómo estamos organizados?, ¿Quién es el responsable?, ¿Cómo se hacen las tomas de decisiones?, ¿En qué debemos enfocar primero? y así sucesivamente... Estos pasos involucran capacitaciones formales y mucha, mucha construcción de confianza para que un verdadero interés comunitario comience a desarrollarse en las personas. Si todo esto funciona, llegan a un punto donde serán una comunidad que funciona, que determina sus propias metas, y se proponen a lograrlas. Aquí, talvez traemos algo de asistencia desde afuera—el gobierno local, central, otras agencias, etc.

AKF entiende bien este proceso, y de eso se trata.